Hoy en día la competencia lingüística en un idioma debe ir respaldada de una certificación oficial para poder optar a un puesto de trabajo, presentarse a una oposición, realizar estudios superiores, obtener una beca o simplemente mantener un puesto de trabajo actual.  Así que si eres uno de los afortunados que ya ha aprobado el B1 con un título internacional (como son los de Cambridge English o Trinity College London en inglés, los DELF en francés o los exámenes del Goethe-Institut en alemán), ¡enhorabuena!

¿Ahora qué? Ya que has sacado el B1 ¿puedes tachar ‘aprender un idioma’ de tu lista de cosas que hacer? En la mayoría de los casos la respuesta es ¡NO!

Según el Marco Común Europeo de Referencia (MCER) de las Lenguas, el B1 refleja una competencia lingüística de nivel intermedio bajo.  Eso sí, al igual que hay gente que se conforma con el grado escolar y no sigue con sus estudios, siempre habrá gente que se conforma con el B1.  Sin embargo, para acceder a una amplia gama de oportunidades académicas y laborales, un mayor esfuerzo será necesario: en el caso de los estudios generales, el bachillerato, la universidad y un máster te ayudará a multiplicar las salidas a tu alcance. Del mismo modo, en el caso de los idiomas, el B2, el C1 o el C2 en tu currículo demuestra que no sólo cumples con mínimos sino destacas.

Pero para acceder a estos niveles superiores, el trabajo de base es fundamental. El que haya sacado un B1 raspado y de prisa y corriendo tendrá más difícil el aprendizaje a niveles superiores. Por eso es importante que el aprendizaje en los primeros niveles sea un aprendizaje duradero y sostenible.  Ya se sabe que es más fácil limpiar sobre limpio, y del mismo modo el estudiante de idiomas que haya empezado antes y que haya sido constante en sus esfuerzos llegará más lejos que él que sólo se plantee cumplir con objetivos mínimos y piense a corto plazo.

Pero ese aprendizaje duradero y sostenible no tiene porqué ser un calvario, sino que te puede aportar mucho placer y satisfacción si te pones en manos de profesionales. Aunque mucho depende de la voluntad de cada estudiante, sea niño o adulto, el estudiante debe buscar las condiciones óptimas para aprender: grupos reducidos para practicar lo máximo posible, profesores cualificados y comprometidos, un ambiente agradable que facilite la práctica, una academia con trayectoria y compromiso con el sector a largo plazo.

Además de clases con profesionales de la enseñanza de idiomas, también puedes aprovechar todos los recursos a tu alrededor. Hoy día, con internet, es más fácil que nunca leer en el idioma que estás aprendiendo para mejorar la comprensión lectora y el vocabulario, ver películas en versión original o escuchar programas y canciones en versión original para mejorar la comprensión auditiva, etc. En fin, la clave es practicar todo lo que puedas, tanto en clase como fuera de ella.

 

Para llegar a niveles superiores, sea para poder superar a tus competidores en una selección de trabajo o concurso de becas, o sea simplemente por satisfacción personal, hay que desarrollar, mejorar y perfeccionar en el idioma y no dejarse engañar por las soluciones rápidas que prometen por ahí.  Y sobre todo, que disfrutes, porque a todos se nos da bien lo que nos gusta y nos gusta lo que se nos da bien.

 

–          Aidan O’Toole (Director de Academia Blue Door)